El término de libertad financiera suena muy bonito, ¿no?
Yo no se tú, pero yo al menos la primera vez que lo escuché, pensaba que era ganar dinero sin hacer nada, mientras estabas en la playa den Bora Bora con un refresco en la mano.
Pero para nada es eso, creo que nadie podría estar más de 1 semana sin hacer nada en la playa. Y cuando digo a nadie, me refiero a nadie que realmente esté buscando la libertad financiera.
Por qué una cosa es tener un trabajo que odias, que ganas dos duros, y que sabes que de lunes a sábado tienes que currar de 8:00 a 18:00, y entonces, pues bueno, igual prefieres estar en una playa sin hacer nada, que estar en un trabajo 8 horas diarias por 1200€ al mes.
Pero cuando haces cosas que te gustan, la cosa ya cambia, y cambia mucho y para bien.
Entonces entra el término que denomino libertad financiera activa. ¿Y qué es esto?
Pues muy sencillo, lo definiría como trabajar en algo que te gusta, que te emociona, que sientes que aportas valor, y encima, ganas dinero por ello como para poder vivir y cubrir tus necesidades básicas. Y cuando llega ese momento, es la leche, porque te da igual que sea lunes, miércoles que domingo, porque te emociona lo que haces y no es como un “trabajo”
Imagina por un instante que tienes eso, ¿no cambiaría tu vida? A mí me ha cambiado radicalmente, y es una sensación brutal, el poder ganar dinero haciendo lo que te gusta.
Porque además, el dinero, es una consecuencia o resultado de hacer las cosas bien, y si haces lo que te gusta y amas, tarde o temprano el dinero llega.
Y una vez haya logrado la libertad financiera activa, llegarán muchas más oportunidades, conocerás a personas que quieren invertir contigo y tú con ellas. Tendrás una visión del mundo desde una prespectiva que antes no la tenías, y entonces ya es ¡boooommmm! Porque aparte de tu “trabajo” tendrás inversiones que te dejan unos ingresos pasivos, o un negocio con una persona o mil opciones más que hay fuera esperándote.
Cuando llegues a ese punto, no querrás ni por asomo volver atrás.